En el campo de la denominada ufología, se llama abducción al supuesto acto en el cual uno o más seres extraterrestres toman a un ser vivo terrestre contra su voluntad (lo secuestran) y lo llevan a algún sitio determinado, generalmente a su propia nave espacial.
Descripción
Quienes dicen haber sido testigos o sufrido una supuesta abducción, suelen relatar el haber entrado a una sala como un laboratorio, donde los extraterrestres en las últimas décadas estarían realizando siempre los mismos experimentos. Sea cual sea el caso, tras ser retornados del secuestro algunos comentan tener alguna anomalía en su organismo, tales como la presencia de objetos metálicos dentro del cuerpo.
Otra característica es que los testigos aseguran haber sufrido un lapso importante de «tiempo perdido», es decir, que sienten una rara sensación de haber pasado un tiempo prolongado, pero no recuerdan absolutamente nada o casi nada de ese lapso transcurrido.
La abducción estaría precedida por la pérdida de la voluntad y de la conciencia. El interior de la nave a donde serían conducidos los abducidos, por lo general es descrito como una sala redonda y con cúpula, iluminada por una luz difusa que parece salir de las paredes y del piso.
Otros puntos en común serían: pesadillas reiterativas, cicatrices o marcas en el cuerpo de origen desconocido, fobias repentinas a objetos, olores o ruidos.
Lo interesante es que la mayoría de los supuestos abducidos a lo largo y ancho del planeta cuentan, sin conocerse entre sí, similares historias de los acontecimientos.
Por su parte, el folklorista Thomas E. Bullard realizó un estudio sobre trescientos nueve casos de este tipo, mostrando que siguen cierto orden y en el que destacan ocho episodios clave. A saber: captura, examen, deliberación, excursión, viaje a otros mundos, teofanía, regreso y consecuencias. Si bien todos los elementos no aparecen en todos los casos, según él y sus propios criterios acerca de que se considera captura, examen, deliberación, excursión, viaje a otros mundos, teofanía, regreso y consecuencias, hay un 84 por ciento de situaciones en los que el orden se cumple.
Tiempo perdido
Una característica fundamental que dicen vivir los supuestos abducidos es la amnesia o «tiempo perdido», en el argot que popularizó al principio de la década de los ochenta el investigador neoyorquino Budd Hopkins, autor del libro Missing Time, en 1981. Esta amnesia casi siempre impide a los protagonistas recordar el meollo del incidente. Por ejemplo, una persona vive una situación extraña de una supuesta abducción o visita extraterrestre a una determinada hora. Más tarde, al mirar su reloj, ve que han pasado varias horas, pero no recuerda bien qué ocurrió en ese lapso. Siente que ha pasado un lapso de tiempo, del cual no recuerda bien qué aconteció. A veces son horas, y otras, días.
Lo ocurrido durante ese tiempo perdido supuestamente puede saberse mediante regresión hipnótica, mediante las cuales se somete al abducido a un estado de hiperrelajación en el que las imágenes que la memoria consciente se resiste a recordar afloran progresivamente. Es muy posible que el abducido recuerde el principio del episodio: por ejemplo, una luz muy fuerte que le cierra el paso mientras viaja de noche en su automóvil; una estrella que cae del cielo y se posa en un prado cercano, donde se resuelve en un «platillo volante», un súbito paro de todos los sistemas eléctricos del automóvil, un tiempo perdido, unas horas en las que el sujeto no sabe dónde ha estado, etc.
Mediante la regresión hipnótica, profesionales como el hipnólogo psiquiatra estadounidense Leo Sprinkle, el hipnólogo y psiquiatra estadounidense Berthold Schwarzy y el hipnólogo e ingeniero estadounidense James Harder, han conseguido obtener relatos de varios centenares de abducciones. Este último investigador llegó a estudiar 104 casos, de los cuales el 39 por ciento eran varones y un 16 por ciento se trataba de niños acompañados de adultos. El 50 por ciento eran parados o trabajadores no especializados, un 10 por ciento oficinistas y alrededor de un 5 por ciento estudiantes universitarios. Lo que en líneas generales «implica un nivel ocupacional o educativo relativamente elevado».
Hay algo que sorprende en un primer momento en estos testimonios, el parecido que todos presentan entre sí, y al mismo tiempo lo parecido que son con las historias que se difunden en la televisión. Hasta tal punto es así porque, según dice el estudioso británico John Rimmeren en su obra The Evidence for Alien Abductions (1984), basándose solamente en relatos bien documentados ha podido construir un «modelo» de abducción, según el cual las personas abducidas (pertenecientes a ambos sexos, aunque con preponderancia del masculino) son seres humanos sanos, normales y no interesados particularmente por el problema Ovni.
El escritor español Antonio Ribera, en su obra Secuestrado por extraterrestres (1981), escribe: «Los sujetos, por lo general, recuerdan el principio y el final del episodio, pero la parte central del mismo —la más importante— ha sido borrada de su mente consciente. Este borrado ha sido hecho sin duda mediante la hipnosis: se les ha impuesto un bloqueo para que no recuerden unas experiencias, que en ocasiones podrían resultar muy traumáticas».
El problema es que la técnica de regresión hipnótica no es en absoluto fiable. La hipnosis es un estado en el que el individuo es altamente sugestionable y está demostrado que no es fiable en absoluto a la hora de relatar recuerdos veraces. Peor todavía, en estado de hipnosis se tiende a inventar recuerdos, con lo que la regresión hipnótica pasa de ser un argumento a favor a un argumento en contra de la tesis ufológica de las abducciones.
Así ocurrió en los Estados unidos cuando de repente salieron a la luz toda una avalancha de supuestos casos en los que individuos sometidos a terapia hipnótica de repente parecieron recordar como en su infancia habían sido sometidos a todo tipo de vejaciones sexuales e incluso obligados a participar en actos satánicos por sus propios padres, descubriéndose posteriormente (cuando la vida de dichos padres ya había sido arruinada por los medios de comunicación e incluso por sentencias condenatorias) que efectivamente todo era consecuencia de un falso recuerdo introducido mediante la terapia hipnótica. Aunque también hay que decir que esto no explica los supuestos sucesos de «tiempo perdido» y las supuestas marcas y/o cicatrices en el cuerpo de los aparentemente abducidos, que por otra parte se pueden explicar con argumentos diferentes.
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